El storytelling no es contar la historia cronológica
El storytelling de marca NO es mostrar la historia cronológica de tu empresa, producto o servicio
No exactamente. No siempre.
Es utilizar unos recursos, un arte, una ciencia, para que el lector o el oyente quiera seguir escuchando o leyendo eso que le estás contando.
¿Por qué es tan interesante?
¿Recuerdas qué comiste hace una semana? Puede que sí, si era algo especial, algo que te evocó una sensación, un recuerdo de la infancia tal vez.
¿Recuerdas aquella historia que te contaba tu abuela cuando eras una niña? Si tu abuela te contaba historias sabes de qué te hablo. Para los fans de las series y las pelis, seguro que recordáis la primera de Harry Potter. ¿Cuál era el andén?
De eso se trata y de lo que recogíamos en este post. Si eres capaz de llamar la atención del cliente en tu producto o servicio y de mantenerla, conseguirás su confianza, que es el primer paso para la venta.
¿Verdad que no comprarías a alguien en quien no confías? Seguro que no sería la primera opción.
¿Podemos trabajar el arte de contar historias para llegar a nuestros clientes y vender más?
Así es. Todos y todas somos un poco cotillas. Queremos saber qué hace el vecino, entramos en su página (en modo incógnito, pero entramos). Vemos qué hace la competencia, ¿por qué le irá tan bien? A todos y todas nos pasa.
Podemos aprovechar esa curiosidad que sientes nuestros clientes potenciales hacia nuestra marca para afianzar esas relaciones comerciales.
Entonces, ¿cómo debemos contar nuestra historia?
Existe mucha literatura sobre el tema En la biblioteca de Sare Contents, tenemos el Héroe de las mil caras y El viaje del héroe de Joseph Campbell, que nos muestra qué es lo que comparten los mitos de todo el mundo. Nos habla de héroes y villanos. De relatos en los que se repiten las figuras y las estructuras.
Tenemos a Carlos Salas hablando de Storytelling en el sentido más práctico.
Nosotras acabamos de incorporar a nuestra biblioteca La ciencia de contar historias, de Will Storr.
¿Qué conclusiones sacamos de todos ellos?
Hay ciertos elementos o aspectos que se repiten en la narración de esas narraciones que nos enganchan. Hay que despertar la curiosidad y mantenerla, para conseguir un grado de satisfacción del lector u oyente.
¿Cómo?
Hay fórmulas más o menos rígidas (a nosotras no nos gustan los corsés). Sin embargo, os recomendamos reflexionar sobre estas seis cuestiones:
- Sé auténtico. Define quién eres, cómo es tu marca. ¿Cómo quieres que te presenten? ¿Con qué valores? Con honestidad.
- Suena a auténtico. No basta con que tú lo sepas, los demás también deben saber qué es eso que te hace tan especial, en tu trabajo, tu imagen, en la manera de tratar contigo. No olvides que transmitimos nuestros valores constantemente. Asegúrate de que son los que habías definido y con los que quieres que te conozcan. Sé coherente.
- Define a quién puedes ayudar. Estudia cómo es esa persona o empresa, y qué beneficio obtendría con tu ayuda.
- Piensa en cómo puedes ayudar. No inventes necesidades. No. Sé coherente y confiable. No te “cargues” tu imagen.
- Aclara qué problema resuelves y cómo. Destaca tus diferencias con la competencia.
- Puedes empezar por seguir el patrón Problema (que tiene el cliente) – Agitación (Ponte en el lugar del cliente, ¿cómo se siente?) – Solución (tú se lo puedes solucionar). Hay muchas maneras de redactar el relato, pero si consigues dar con el problema que tú solucionas al cliente, siendo auténtico y compartiendo valores, tu historia tendrá valor y te aseguro que le interesará a tu cliente.
Y, una dosis enorme de EMPATÍA. En mayúsculas.
No olvides que debes tener tu propia personalidad, no te dejes llevar por el “a mí me ha funcionado”. Cada marca es diferente, y nuestros clientes también lo son.
¿Nos sigues y te contamos más?
Buen viaje, héroe.